AL VUELO/ Sketch III

Por Pegaso

(Se escucha el llanto inconsolable de La Chabela que llega a confesarse con el padre Otero allá, en la parroquia de Río Bravo).

-Padre Otero: ¡Ay, Dios mío! Ahí viene otra vez la Chabela. Te pido que me des paciencia.

-Padre Otero: ¡Ave, María Purísima!

-La Chabela: Sin pecado concebida, padre.

-Padre Otero: Vamos a ver, ¿qué es lo que te trae por aquí esta vez, hija?

-La Chabela: (Entre lágrimas y gemidos) ¡Ay, padre! Estoy al borde del abismo. El demonio de la lujuria y la concupiscencia me ha arrastrado hasta lo más hondo de los infiernos.

-Padre Otero: Pero, ¿qué estás diciendo, Chabela? A ver, explícamelo despacio.

-La Chabela: ¡Ay, padre Otero! Es que no tengo perdón de Dios.

-Padre Otero: Mira, hija, confía en el perdón del Padre Celestial y dime cuál fue tu pecado.

-La Chabela: ¿Conoce usted al Filemón!

-Padre Otero: ¡Sí, claro! A Filemoncito Corcuera, un muchacho muy educado, hijo de doña Juanita Corcuera, la Presidenta del Club de la Vela Perpetua.

-La Chabela: (Con cara de furia) ¡Qué educado va a ser, si es un demonio de lujuria y depravación!

-Padre Otero: Pero, ¿por qué dices eso?¿Qué fue lo que te hizo?

-La Chabela: ¡Pues casi nada, padre!¡Me la metió toda! (Rompiendo en sollozos).

-Padre Otero: ¡Infame!¡Pecatriz! (Atizándole con el báculo).

-La Chabela: ¡No me pegue, padre! Ya le dije la verdad. El Filemón me la metió toda.

-Padre Otero: ¡Ánimas del purgatorio!¿Y cómo ocurrió eso, Chabela?

-La Chabela: Mire, padre. Yo estaba bien tranquila pensando en el catecismo de hoy, y de pronto llegó el Filemón con su cosota negra, grandota y reluciente…

-Padre Otero: ¡Pécora!¡Perdida! (Golpeándola nuevamente en la cabeza).

-La Chabela: Pues es que así estaba, padre…

-Padre Otero: ¡Te he dicho muchas veces que no me des tanto detalle! Bueno, ¿y qué pasó después?

-La Chabela: (Hablando con voz grave y con los ojos en blanco)Primero me dijo: “Chabela, ya llegó por quién llorabas”, luego la arrimó suavecito y después la empujó bien duro, hasta que la metió bien adentro…

-Padre Otero: ¿Y tú qué hiciste?

-La Chabela: (Entre sollozos) ¿Pues qué iba a hacer, padre? Nada más me dí el estirón y la sentí bien dura.

-Padre Otero: ¡Santificado sea el Señor! ¡Jamás me hubiera imaginado eso de Filemoncito Corcuera!

-La Chabela: Y eso no fue todo, padre Otero. Después llegaron los policías y se lo llevaron detenido a la cárcel por los daños que causó en el edificio.

-Padre Otero: Espera, Chabela, ¿pues de qué estás hablando?

-La Chabela: ¡Ay, padre!¿Pues de qué más? De la camioneta que se metió ayer a la Presidencia Municipal. La venía manejando el Filemón, llegó primero despacito al edificio y luego la metió hasta el fondo. Yo me dí el estirón porque ya merito me atropellaba y la sentí muy dura. ¿Pues usted que entendió, padre?

-Padre Otero: Nada, hija, nada. Así que todo el tiempo has estado hablando de esa camioneta. Ve con Dios, Chabela. Ser atropellada dentro de la Presidencia no es un pecado. Recita tres Padres Nuestros y Tres Avemarías. Ve con Dios.

-La Chabela: ¡Muchas gracias, padre Otero! Es usted un santo. (Se aleja entre sollozos).

-Padre Otero: (En soliloquio). ¡Ay, Dios mío! Un día me va a pegar un infarto con ésta hija tuya. ¿Por qué no la mandas a Reynosa?

(Nota de la Redacción: Siempre he pensado que la chabela es una zorra que nada más quiere cabulearse al inocente padre Otero).

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