Por Pegaso
Conforme se acercan los tiempos para el arranque del proceso electoral 2021-2022 en que se elegirá a los candidatos al cargo de Gobernador del Estado por los diferentes partidos políticos, van apareciendo las viejas sombras, los fantasmas de aquellos personajes que creímos que ya estaban en el pasado.
Y lo digo por la repentina cuanto sorpresiva aparición en escena del ex presidente de la Junta de Coordinación Política en la LXII Legislatura de Tamaulipas, a las órdenes del entonces Gobernador, Egidio Torre Cantú, alias “La Morsa” y que anteriormente fue subsecretario con Eugenio Hernández Flores, alias “El Geño”.
Ramiro Ramos Salinas vino a decir que quiere ser candidato a gobernador del Estado por el PRI, que buscará una nueva narrativa para convencer a la ciudadanía que voten por ese partido y que ya son niños buenos y se portarán bien.
Simpáticón, bromista, el entonces poderoso líder del Congreso estatal dio una conferencia de prensa donde hizo gala de su sapiencia política.
Dijo que la gente vota por tres razones y por tres sentimientos.
-Las razones son: Por desempeño de gobierno, por el perfil del candidato y por la organización del partido.
-Los sentimientos: Por miedo, cuando piensan que va a pasar algo que no quieren que pase, por la esperanza, cuando quieren que pase algo que los aliente y por coraje, cuando hay algo que les molesta.
Alguien agregó por ahí: “Y también cuando les dan más billetes”.
La verdad es que Ramiro Ramos, que en la Wikipedia aparece en una foto con pose de galán de telenovela y donde se le describe como “El mejor maestro de administración que existe y sus alumnos lo aprecian mucho”, no es el único fantasma del pasado que anda queriendo aparecerse por estos andurriales para tratar de sorprender a los ingenuos y bien intencionados picateclas de Reynosa.
Aquí recordamos todavía la serie de corruptelas de sus correligionarios Manuel Cavazos Lerma, alias “El Gurú”, de Tomás Yarrington Ruvalcaba, alias “La Tommy”, de Eugenio Hernández Flores, alias “El Geño” y por supuesto, de Egidio Torre Cantú, alias “La Morsa”.
Pero a decir verdad, Ramiro no es el único que ha sacado la cabeza, confiado en la flaca memoria de los tamaulipecos.
Ya levantaron su manita Enrique Cárdenas del Avellano, Edgar Melhem y otros más, conocedores de que las nuevas camadas de priístas no supieron sacar adelante las últimas dos campañas y fracasaron estrepitosamente.
A estas alturas del partido, ¿creen que hay alguien que confía en el PRI?
Desde que Egidio Torre entregó el poder al PAN, han tenido que aprender a ser oposición, pero no lo han logrado por completo.
Tuvieron que conformarse con ser comparsas de Acción Nacional para restarle votos a un crecido y ensoberbecido partido MORENA, que amenaza con pintar de guindo al Estado en las elecciones que están a punto de arrancar.
En 2016, cuando el PAN ganó la gubernatura, el PRI pasó a ser la segunda fuerza política de Tamaulipas, pero cuando MORENA llegó arrasando con el efecto López Obrador, pasó al tercer lugar.
En la última contienda política, la del 6 de julio pasado, hubo municipios como Reynosa donde se fue hasta un vergonzoso cuarto lugar, por debajo de un insignificante partido que apenas obtuvo su registro, llamado Partido Esfuerzo Solidario, o algo así.
No. La aparición de esos fantasmas del pasado no garantiza que el Revolucionario Institucional vuelva a sus tiempos de gloria, pero sí representan un esfuerzo desesperado para mantenerse vigentes, en busca de la próxima negociación.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Can que ingiere embrión de ave, a pesar de que le incineren la cavidad bucal”. (Perro que come huevo, aunque le quemen el hocico).