AL VUELO/ Fox

Por Pegaso​

Sentado en mi mullido cumulonimbus, desde acá arriba, desde la estratósfera, escucho mediante las hondas hertzianas la información relativa a la legalización de la marihuana.​

Hay opiniones en pro y en contra, como en todo. Sin embargo, dicen los que se han aventado un chemo que los efectos son relajantes, no eufóricos como los de otras drogas clasificadas como fuertes, llámense heroína, cocaína, achís, metanfetaminas y demás.​

Por otra parte, no deja de ser una forma de evasión de la realidad y eso puede causar daños no sólo al usuario, sino a la sociedad en general.​

Quien acostumbra fumar yerba, puede mostrar síntomas neurológicos conocidos como «Síndrome de Abstinencia», tales como insomnio, depresión, irritabilidad, cefaleas y otros.​

Una vez que se permita la libre venta en el país, incluyendo para fines recreativos, lo que se hará es establecer «fumaderos», una especie de clubes exclusivos para consumir la «juanita» sin que nadie los moleste.​

Alguien que está dando de brincos por la legalización de la mota es el expresidente Fox.​

Anda que no le cabe un dedo porque ahora sí podrá entrar de lleno y con todas las de la ley a sembrar en su ranchito algunas hectáreas de «chabela».​

Ya se sueña con ser un empresario, tener fábricas para elaborar cigarros, contar con una cadena de distribución y de exportación.​

Ya veo en los estantes de las tiendas de conveniencia, debidamente ordenadas las cajetillas con el nombre de «Cigarros Fox, para el que tiene las botas bien puestas».​

Hablando de eslogans, podría utilizar sus chispeantes y jocosas frases que dijo cuando fue presichente de la República, como aquella que hizo famosa durante la visita de Fidel Castro a Mëxico: «Cigarros Fox, fumas y te vas».​

En televisión habría un anuncio donde un modelo le pide fuego a otro, que está fumando cigarros Fox. El segundo contesta: «¿Y yo por qué?» y el primero le responde: «Por su sabor».​

Y en Estados Unidos la frase motivadora podría ser: «Para aquellos mexicanos que hacen trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer», acompañada de la imagen de una cajetilla de cigarros Fox.​

¡Ahhh! Pero no crean que el eficiente equipo de mercadotecnia de la compañía dejaría a un lado la presentación femenina.​

«Para las lavadoras de dos patas, cigarros Sahagún, hacen la diferencia».​

Seguramente pronto el mercado estará inundado de muchas marcas, presentaciones, olores y sabores.​

Cada capo querrá convertirse en empresario para que los soldados dejen de acosarlos. Pagarán sus impuestos al SAT, la cuota obrero patronal del IMSS, INFONAVIT, aguinaldos y todas las demás obligaciones que acostumbra cubrir la alta élite empresarial.​

Marcas de cigarros de mariguana «Del Chapo», «Coronel» o «Zambada» atenderán la creciente demanda de ávidos fumadores de hierba.​

Y hasta en instituciones gubernamentales como la Cámara de Diputados, la de Senadores, el INE, la CNDH y demás, tendrán su área exclusiva para fumar un chemito de vez en cuando y estar más concentrados en las maratónicas y cansadas sesiones.​

Como dice la canción de Café Tacuba: «MI ñero vive de chochos, de chemo, chupe y garnacha».​

Esa será la vida del mexicano promedio, una vez se legalice la «caquita de chango».​

Concluyo la presente admonición con la frase estilo Pegaso, cortesía de Woody Allen: «La Cannabis indica produce obnubilación de la facultad cognoscitiva… incluyendo otra sintomatología que no permanece en mi red neuronal». (La marihuana causa amnesia… y otras cosas que no recuerdo».

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