HÉCTOR, EL MÚSICO, TODA UNA VIDA CANTANDO

Por Isael Castillo 

– Héctor ¿A dónde vas?

– ¡ Mamá! ¡voy con mis amigos!

– “Pues fíjate que no te creo! Eres bien largo Héctor.

– Orita vengo ma… solo un rato y regreso.

Desde niño Héctor tenía más que claro que quería vivir por y para la música. Desde los 14 años sabía a donde iba aquél adolescente que se crió en la calle Iturbide, abajito de la plaza principal, en el mero corazón de Reynosa.

“Mi historia es la música desde que estaba así de pequeñito” dijo el músico lírico al tiempo que con su mano derecha señalaba una altura poco más de un metro de alto, partiendo del piso.

En su casa sabían que la música es su pasión y sin estudios artísticos de por medio, Héctor “el músico” creció con una guitarra, a la a fuerza de tiempo le fue sacando notas y canciones.

“Desde chiquillo me iba a las cantinas a cantar, me subía a las mesas y cantaba, me daban dinero”, expresó.

Héctor, con 72 años de edad sobre sus espaldas, no cree en el reguetón.

“No hay como el cha cha cha, mambo, rock de los sesentas y setentas es la mejor música, lo moderno no”, se queja.

Deambulando por las taquerias y fondas de la calle Ferrocarril, El Centralito, la peatonal y alrededores de la zona Centro, Héctor “el músico” canta y rasca la guitarra con denuedo, con muchas ganas.

“Uff, estuve en iglesias y estudiantinas tocando y cantando y los Beatles son mi grupo favorito”, acotó.

Héctor se sabe ganar la vida con lo que le gusta hacer, cantar, y aunque no sabe inglés canta un “ai Guana jold yur Jand” a su manera y arranca el aplauso y moneda de quien lo escucha.

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