AL VUELO/ ¡Bomba!

Por Pegaso​

Ayer pasé por tu casa​

y me ladraron los perros; ​

quise agarrar una piedra​

y que me embarro los dedos.​

¡Bomba!​

Después de mi vuelo vespertino me puse a revisar las noticias más fresquecitas de la telera. Y ahí estaba él, El Trompas, echando pestes contra los demócratas porque le echaban la culpa de haberles enviado unas cartas sospechosas con explosivos o ántrax.​

Lo que no sabe el mandamás norteamericano es que en realidad no fueron los demócratas los que hicieron llegar las misivas, sino que se trataba de una caravana de yucatecos que llegaron un día antes a gringolandia para festejar, como sólo ellos saben hacerlo, a importantes personajes de la vida pública de ese país.​

Con toda seguridad los sobres no contienen peligrosas esporas de espantosas enfermedades, ni material explosivo, ni mensajes de Electra o FAMSA cobrando abonos vencidos, sino ingeniosos y pícaros versillos pergeñados por nuestros paisanos yucatecos.​

No se preocupen Barack Obama, Hillary Clinton o cualquier otro político de alto pedorraje. Las bombas yucatecas no tienen más intención que hacer pasar un rato de solaz y esparcimiento a los destinatarios.​

No es necesario distraer al Escuadrón Antibombas, a los Marines, al Servicio Secreto, a la Fuerza Delta, a la Legión Extranjera y a las Fuerzas Especiales del Ejército.​

No hace falta que utilicen la más avanzada tecnología para conocer el contenido sin abrir los sobres, como los avanzados aparatos de rayos X, el sonar, el generador de Tesla o el Gran Colisionador de Hadrones.​

Al final del día se darán cuenta que se trata de las simpatiquísimas «bombas» yucatecas, producto 100% mexicano de exportación.​

Para quienes no sepan lo que son las «bombas» yucatecas, aquí les presento una breve síntesis como aportación cultural, con una bonita traducción para que la entienda El Trompas: Una «bomba» es un dicho, normalmente rimado, de carácter festivo y pícaro utilizada en Yucatán. Se intercala muchas veces entre las notas de música que acompañan a las jaranas. Denota el humor de quien las recita. (A «bomb» is a says, normaly rimated, with festivity character and picarous, used in Yucatán. Is intercaled very much between the notes of music to go with the jaranas. Ofnote the humor of who recites it).​

Comúnmente las «bombas» son rimas en forma de piropo o halago, recitada a la pareja de baile en el momento en que la música se detiene. Estos versos son recitados de manera improvisada y pueden ser románticos, jocosos e inclusive melosos, pero nunca groseros. (Comunily the «bombs» are rims or versus in a form of piropous or goodings, says in form of improvisation and can be romantic, joke and inclusive with honey consistence, but never groceries).​

Algunos ejemplos de «bomba» yucateca son: ​

-Quisiera ser zapatito de tu diminuto pie, para ver de vez en cuando lo que el zapatito ve. (I want to be your little shoe of your tiny foot, to look some time that the little shoe looks).​

-Del cielo cayó un pañuelo bordado con mil colores y en la puntita decía mestiza de mis amores. (From the sky fallen a section of textil piece borded with one thousands colors and in the top says: mixed racial characters of my loves).​

-Hermosa flor de pitaya, blanca flor de zaramuyo, en cualquier parte que vaya mi corazón es tuyo. (Beautiful flower of a cactus, white flower of  fruit bush, in every part when my heart will go, it’s yours).​

-Hay sus clases de «bombas»: La rusa, la americana, pero es más fuerte la de mi suegra a las cinco de la mañana. (Exists some clases of «bombs»: One russian, the american, but is more strong my mother in law’s «bomb» at five o’clock).​

-Ayer al salir de misa te vi muy sonriente, pero entre tu sonrisa había un frijol en tu diente. (Yesterday go out of homily I say you very smilous, but between your smile there was an bean in your thoot).​

No se les olvide que después de que termine el verso, se debe decir en forma estridente: «¡Bomba!», si no, no tiene el mismo efecto.​

Quédense mis dos o tres lectores con el refrán estilo Pegaso, porque hace rato me llegó una cartita medio sospechosa: «La narración jocosa de la narración jocosa es que cuente con narración jocosa, de lo contrario, qué narración jocosa». (El chiste del chiste es que tenga chiste, si no, ¡qué chiste!).​

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