Por Pegaso
”¿En cuántos países del mundo un payaso tiene de cabeza al gabinete federal y a todo un ejército de bots?”,-preguntó Roberto Aguilar Grimaldo en su cuenta de Twitter.
Yo no podría contestar esa pregunta. Se los dejo a los especialistas en payasología.
Sé que se refiere a los ataques que Víctor Trujillo, alias “Brozo, el Payaso Tenebroso” ha hecho a los personeros de la Cuarta Transtornación, incluyendo al Jefe Máximo ALMO, el Pejidente.
Sé de otros clowns que no sólo han hecho temblar a un gabinete, sino a todo el mundo.
Ahí está, por ejemplo, “It”, también llamado “Pennywise”.
Se trata de un personaje de la película homónima (It (Eso, en español), estrenada en 1990. Director: Tommy Lee Wallace. Protagonistas: Tim Curry, Dennis Christopher, Richard Masur, Annete O´Toole, Tim Reid, John Ritter y Richard Thomas).
Es un largometraje basado en el libro homónimo de Stephen King y narra la historia de un grupo de adolescentes que hacen frente a un monstruo extraterrestre que aparece en forma de payaso y aterroriza a todo el pueblo de Derry, en el Estado norteamericano de Maine.
En el 2017 tuvo una desafortunada secuela donde “Pennywise”, en vez de dar miedo, da risa.
Sin embargo, el tema está ahí y explota un sentimiento muy profundo que muchos traemos adentro: El miedo irracional a los payasos conocido como coulrofobia.
Hace algunos años surgió en el país la versión de que personas vestidas de payaso andaban inyectando sangre con VIH a los niños.
Se creó tal temor entre la población, que incluso se cancelaron muchas fiestas infantiles, y los ingresos de los pobres payasitos que trabajan para mal vivir se vino abajo.
Mi amigo Campanino, que se dedica también a la confección y venta de piñatas, me decía que tal psicosis por los payasos tenebrosos les había pegado muy duro.
Y en son de broma, nosotros solemos decirle, cuando nos lo encontramos en algún evento, que Campanino es el único payaso que hace llorar a los niños.
Yo no creo que el Gobierno de la Cuarta Transtornación padezca coulrofobia, que le tenga miedo a “Brozo”, porque a mí me parece más bien algo ridículo que alguien tenga que vestirse con un disfraz estrafalario para dar noticias.
Ya se sabe que, como muchos otros personajes, “El Payaso Tenebroso” formaba parte de una mafia que se repartía el 99.9999999999% del pastel que era el presupuesto destinado a medios de comunicación de todo el País.
Resulta que las cuerditas se quedaban con casi todo y a los de provincia, ni un centavo partido por la mitad nos tocaba.
Los Brozos, los Zabludovskys, los Dórigas, los Lorets, los Rochas y muchos otros payasos más, se hicieron ricos gracias a la benevolencia de los gobiernos priístas y panistas, que les daban todo a manos llenas.
Y mientras tanto, el resto de los comunicadores del país, como el chinito: Nomás milando.
No me lo vayan a tomar a mal, porque yo ni chayotero soy.
Deben saber mis dos o tres lectores que los gobiernos tienen un presupuesto destinado a los medios de comunicación, que se asigna con contratos igual que las obras públicas o los servicios. A cambio, los medios de comunicación entregan facturas de las cuales se debe pagar el ISR, el IVA, el IEPS y todos los impuestos habidos y por haber.
Pues casi todo se lo llevaban esas ternuritas. Por esa razón ahora alientan a personajes como el tal “Brozo” para golpear al Gobierno en turno, en venganza por haberles quitado la chichota, o para ver si se ablanda y vuelve a soltar aunque sea una parte de lo que les daba.
Pero va a estar cabrón, porque el Pejidente está curtido a periodicazos y hasta ahora no sé que padezca de coulrofobia ni nada que se le parezca.
Termino mi colaboración con la siguiente frase al estilo Pegaso: “Comediante con máscara de felicidad”. (Payaso con careta de alegría).