AL VUELO/ Libertinaje

Por Pegaso 

Hay una diferencia enorme entre libertad y libertinaje. 

Libertad, según el Diccionaco de la Real Epidemia de la Lengua, es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera u otra. En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas. 

Libertinaje, por el contrario, es la libertad excesiva y el abuso que se hace de ella. 

Aclaro lo anterior, porque en los últimos días se ha generado una polémica marca diablo entre los que proponen poner trabas a lo que se dice y publica en Internet y los que manifiestan su deseo de que éste siga siendo libre como el viento. 

A pesar de todo lo que se diga, los candados y limitaciones en la red siempre han existido. Dígalo si no el ex presidente gringo, El Trompas, a quien censuraron las redes sociales como Twitter y Facebook por andar incitando a la violencia. 

Es una ilusión decir que hay libertad en Internet, porque no la hay por completo. 

En la inmensa mayoría de los casos, tiene uno que entrar con claves, dar su nombre y datos personales. 

Hay empresas, como las arriba mencionadas y otras como Google o Yahoo que saben nuestros más obscuros secretos y nos conocen mejor que nosotros mismos. 

Entonces, ¿dónde está la libertad? 

Cualquiera de nosotros que tenga un aparato con conexión a internet puede navegar por miles de millones de páginas y sitios web. Algunos de los más visitados son, por ejemplo, los sitios de pornografía, los de espectáculos y de deportes. 

Cualquier chamaco de preescolar puede tener acceso a todo y no hay restricción alguna. 

En Internet hay también sitios obscuros. La Deep Web esconde material que sonrojaría al mismísimo Marqués de Sade. 

Ahí se suben y se intercambian archivos con contenido que raya en la locura, desde asesinatos, conspiraciones, perversiones sin fin y cosas que solamente las mentes enfermas pueden crear y disfrutar. 

Pero no se confundan, mis dos o tres lectores. Si se les ocurre algún día navegar por la Deep Web, los acecharán no solo individuos que buscarán robarle su identidad, sino envolverlo de mil maneras para sacarle todo el jugo posible. 

Abundan los ladrones, violadores, asesinos en serie y todo tipo de agencias del gobierno en busca de desmantelar redes de prostitución infantil o de terroristas. 

Así que, amigos míos, la libertad en Internet es un engaño, una mentira, una falacia. 

Entiendo que lo que Rucardo Monreal y sus cuatachos pretenden es regular las redes sociales para proteger el derecho de los usuarios a la libertad de expresión.  

O lo que es lo mismo, que el Pejidente AMLO diga lo que se le dé su regalada gana sin que Mark Zuckerberg le haga lo mismo que al Trompas. 

Hasta ahora solo hay una cosa donde existe libertad total: El pensamiento. 

Aunque también hay quienes se autolimitan por cuestiones religiosas, pero en general, uno puede pensar en lo que quiera y nadie va a llegar y decirle que no lo haga. 

Por eso aquí nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Deseo ser emancipado como el vendaval”. (Quiero ser libre como el viento).

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