AL VUELO/ Locos

Por Pegaso​

Andaba yo volando allá, cerca de la estratósfera, donde el frío está más canijo que a ras de suelo. Como que ya extraño el calorcito veraniego, cuando andaba con mi Pegasita en las paradisíacas playas de Cancún.​

Luego, en mi búnker, veía una serie de televisión donde se parodiaba una de las locuras que jamás imaginó loco alguno en el mundo, y es que en muchas iglesias cristianas empiezan a cundir las llamadas «casas del infierno», representaciones que supuestamente tienen como propósito convencer a los feligreses de mantener una vida recta y apegada a los preceptos religiosos.​

Las «Hell House» son escenificadas por diversas iglesias del país en los Estados Unidos desde hace aproximadamente veinte años.​

En últimas fechas, ya algunos templos ubicados en México, sobre todo los que son filiales de los norteamericanos, realizan ese tipo de prácticas poco ortodoxas.​

Se trata prácticamente de representaciones teatrales.​

La persona encargada de montar la «obra» crea un guión, busca a los «actores» entre la feligresía y decora ad hoc un escenario para la «puesta en escena».​

Por lo general se hace de manera muy amateur. ​

Lo típico es presentar un drama de la vida real, donde una familia disfuncional tiene una serie de problemas derivados de conductas desviadas de la moral cristiana, y todo termina con una tragedia, con gran profusión de sangre y situaciones exageradas.​

La moraleja es: No incurran en el pegado porque acabarán de esta manera.​

Lo criticable en este caso es que tales montajes son vistos por adultos, jóvenes y niños, sin distingo alguno.​

Y a veces las escenas son tan sangrientas e impactantes, que los asistentes salen más traumados que cuando entraron, y convencidos completamente de que el mundo es un verdadero infierno. Por eso el nombre de «Hell House».​

Los temas son variopintos pero todos tienen el propósito de mostrar gráficamente cómo va a terminar un individuo si se deja ganar por el pecado y la perdición.​

Pero, ¿es necesario hacer toda esa faramaya para convencer a los chavos de que se van a ir derechito al infierno si le siguen sacando la lengua a sus compañeritos o le siguen viendo los calzones a la maestra?​

Recuerdo un cuentecillo picarón que dice así: En esta vida sólo hay una cosa de qué preocuparse: Si estás sano o si estás enfermo. Si estás sano, no te preocupes, pero si estás enfermo, sólo hay dos cosas de qué preocuparse: Si vives o te mueres. Si vives, no te preocupes, pero si te mueres, sólo hay dos cosas de qué preocuparse: Si te vas al cielo o si te vas al infierno. Si te vas al cielo, no te preocupes, pero si te vas al infierno… bueno, como ahí van a estar todos tus cuates, no vas a tener ni tiempo de precuparte.​

Va el refrán estilo Pegaso: «¡En este momento procediste a degustar edificios cónicos para guiar a los barcos en altamar mediante el órgano muscular situado en el interior de la cavidad bucal!» (¡Ya chupaste faros!)

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