AL VUELO/ Ornitorrinco

Por Pegaso 

El ornitorrinco es un animal de apariencia muy extraña. 

Tiene cola de castor, cuerpo de topo, patas de nutria y pico de pato. 

Su nombre científico es Ornithorhynchus anatinus. Pertenece al reino animalia, philum chordata, clase mammalia, orden monotremata, género Ornithorhynchus, especie anatinus. 

Es un animal semiacuático, endémico del este de Australia y de la isla de Tasmania. Hay cinco especies que sobreviven en la actualidad. Los monotremas, como el ornitorrinco y el equidna, pertenecen al único grupo de mamíferos que ponen huevos. 

Otra de sus características es que tiene un espolón ponzoñoso en las patas traseras. 

Cuando los europeos lo descubrieron, en 1798, creyeron que se trataba de una falsificación, que alguien había cosido partes de un castor, una nutria y un pato. 

Hago todo este preámbulo porque ayer por la tarde/noche después del acto de cierre de campaña de los candidatos de MORENA, en la populosa colonia Villa Esmeralda, el Perro pantorrilero Alejando Roscas Díaz-Darán hizo un comentario sobre el Gobernador de Tamaulipas, al que asegura, ya le dicen el ornitorrinco porque “tiene cola de rata, pezuñas de mapache y cabeza de buey”. 

La verdad es que yo no comparto esa visión. He visto de cerca al Gobernador y no he notado ninguna de esas características, que deberían ser visibles. 

Más bien sospecho que el personaje de MORENA le tiene algo de corajillo porque hasta ahora sigue libre y recorriendo el Estado. 

Odio cuando alguien hace ese tipo de comparativos a espalda del aludido. 

Quiero decirle al “Perro Pantorrilero” que vaya, se pare delante del Gobernador y le diga que le dicen el ornitorrinco, porque tiene cola de rata, pezuñas de mapache y cabeza de buey, para que vea cómo le va. De una cornada no se salva. 

Ya en serio. Algo de lo que sí comparto con el singular personajillo es que solo la Cámara de Diputados está facultada para quitar el fuero a un funcionario. 

Hasta donde yo puedo vislumbrar, colegir, dilucidar y esclarecer, es que fuero solo hay uno, y por naturaleza, es federal, porque lo otorga la Constitución. Por eso se llama “fuero constitucional”. No hay un fuero federal y otro estatal, ni el fuero está dividido en dos o más niveles. 

Por eso mismo el ínsigne letrado Nicolás Martínez Cerda encendió en justa cólera cuando dijo que “se ha acabado la generación de grandes y respetados juristas”. 

Ahora los jueces y magistrados sólo están pensando en el billete, en lugar de interpretar fielmente el pensamiento del constituyente. 

Asegura el preclaro magister que “la Constitución organiza los poderes y fija sus competencias, y aquella autoridad que contradice la Ley Suprema pierde su legitimidad y por lo tanto, da un virtual golpe de estado”. 

Eso significa que, efectivamente, tenemos un gobernador sin fuero, y además, en franco y evidente desacato a la Constitución, a la cual juró respetar al momento de tomar posesión de su cargo. 

Tales disquisiciones jurídico-hermenéutico-filosóficas debió esgrimir el Perro Pantorrillero y no andar haciendo comparaciones vanas, porque si nuestro Gobernador es un ornitorrinco, su jefe es un pejelagarto, ejemplar que también parece que está hecho de retazos de varios animales. 

Y va el refrán estilo Pegaso: “De la misma manera como te perciben visualmente, se conducen hacia tu persona”. (Como te ven, te tratan).

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