AL VUELO/ Profeta

Por Pegaso​

Cada fin de año se ponen de moda los videntes, profetas, augures, pitonisas, vates o nigromantes, más charlatán el uno que el otro, para tratar de llamar sobre sí los reflectores nacionales e internacionales y ganarse un buen billete extra.​

Pensando en la inmortalidad del cangrejo, allá en la ventosa y fría estratósfera, me puse a recordar aquella vez que vino a la casa de mis padres el mal hadado Brujo Mayor, Antonio Vázquez Alba.​

Mi padre pagó el viaje de venida y el brujo se trajo sillas, ramas de pirul, amuletos y todo lo que era menester para curar a uno de mis hermanos del mal que lo aquejaba.​

Llegó el Brujo Mayor, vio que la casa era humilde y de todas maneras se aventó la primera curación, pero a la mañana siguiente ya no se presentó y como dice el corrido, ni por las sillas volvió.​

Vázquez Alba se ha hecho famoso por las profecías que se avienta en la televisión cada fin de año. Casi a ninguna le pega, pero el espacio que obtiene en los programas de chismes, le reditúa muy buenos dividendos.​

Algo que sí pone la piel de gallina es cuando algún vidente o videnta le acierta a un porcentaje superior de lo que podría esperarse como promedio.​

Si me preguntan a mí o a Juan de los Palotes sobre lo que vendrá en el 2019, la estadística dice que acertaremos alrededor del 20% de los hechos.​

Pero hay algunos que, de acuerdo con los periódicos y programas esotéricos de televisión, superan con mucho ese porcentaje.​

Tal es el caso de una vidente ciega llamada Vangelina Pandeva Gushterova, mejor conocida como Baba Vanga.​

Dice su biografía que de joven sufrió un accidente que la dejó ciega y desde entonces oye voces que le dicen lo que va a ocurrir.​

Debido a algunos de sus vaticinios ciertos, como la llegada de Barack Obama al poder en Estados Unidos y el calentamiento global, muchos la llaman «La Nostradamus de los Balcanes».​

La viejita con cara de ciruela pasa anticipó para el 2018 el surgimiento de China como la primera potencia económica del mundo, cosa que, en verdad, sí pasó.​

A pesar de eso, y de que muchas personas desean creer en la adivinación, la gran mayoría de las veces, creo que el 99.999999……% son sentencias muy ambiguas que tienen varias interpretaciones, y conforme se van dando los hechos es como los entusiastas lo retoman y lo dan como profecía cumplida.​

Hay que recordar la serie de Los Simpsoms, cuán acertados sus sus pronósticos y cuánto el asombro que han despertado en los legos.​

Yo, como Pegaso pragmático y positivista que soy, me pegaría un tiro si en realidad existieran ese tipo de cualidades sobrenaturales, porque significaría que el mundo se rige por preceptos mágicos y no por las leyes físicas.​

Por eso aquí los dejo con el refrán estilo Pegaso: «En el gramio zíngaro se abstienen de interpretarse mutuamente la fortuna». (Entre gitanos no se leen la suerte).

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