AL VUELO/ Shopping

Por Pegaso 

¡Vámonos todos de shopping! 

Era la noche del domingo cuando en los puentes internacionales había enormes colas para cruzar hacia los Estados Unidos. 

Todo mundo esperaba que el lunes, desde la madrugada, los cruces estuvieran a reventar y las colas fueran kilométricas, pero ¡oh, sorpráis! La fila se acabó poco después de la medianoche y durante todo el día solamente se veían algunos vehículos en las casetas de cobro de CAPUFE. 

¿Qué fue lo que pasó? 

Pienso que por ser día laboral, la mayoría de los que se pelaban por ir de shopping prefirieron esperar el próximo fin de semana y guardar unos centavitos. 

Otra cosa que ocurrió fue que no todos los residentes fronterizos cuentan con la marca de vacuna requerida por el gobierno de gringolancia para poder acceder a su territorio, si tomamos en cuenta, por ejemplo, que todos los profes recibieron la Cansino en una dosis. 

Pero bueno. Los pocos que sí pasaron al otro lado no hallaban ni a dónde voltear. Parecían perrito chihuahueño en casa nueva, porque desconocían los accesos al freeway o encontraban cerradas tiendas que antes solían visitar. 

Pero la primera parada, por supuesto, fue el Whataburger que está aquí cerquita, pasando el puente de Hidalgo. Más de un año y medio con el síndrome de abstinencia de las jugosas y pecaminosas hamburguesas, había causado ansiedad en las panzas aventureras de los residentes fronterizos. 

Una vez saciado el apetito, ¡vámonos para la plaza Mall! Y ahí andaba la raza, viendo tiliches, zapatos y relojes. Los que pudieron comprar, porque llevaban su guardadito de dólares o porque simplemente tienen billetes, se ajuarearon para venir a presumir a los cuates más tarde. 

Este primer día después de la reapertura de puentes no fue muy especial que digamos, más bien, estuvo medio desairado. 

Yo todavía tendré que esperar unos meses para irme con mi Pegasita de shopping, a comer al Luby’s, al Golden Corral o al Crazy’s, donde ya me hacen cruces los meseros y cajeros porque saben lo tragón que soy. 

Iré en enero a Monterrey a dos citas en el Consulado gringo para ver si se dignan a reponerme la visa que me robaron hace dos años. 

Si me la dan, lo primero que haré será ir con mi papá Pegaso, que vive cerca del aeropuerto de McAllen, acompañado por mis pegasines. 

Iremos a algún bufete y me daré un atracón de mejillones con salsa bechamel, o jaibas rellenas y todas esas delicias que aquí, en Reynoville, no se pueden encontrar. 

Mientras tanto me voy a tener que contentar con el menudo del Tip’s, los taquitos enrollados y la infaltable barbacoa de los domingos. 

Viene a continuación un chiste relacionado con la frontera, llamado precisamente, “El Vampiro Fronterizo”, cortesía de Polo Polo. 

En aquella población limítrofe con los Estados Unidos, un vampiro atacaba durante la noche a los desprevenidos habitantes, pero no para chuparles la sangre, sino para violarlos. 

Un trabajador de la maquila que tenía que irse muy de madrugada a su trabajo, le dijo preocupado a un amigo: “Fíjate que tengo que ir a la chamba cuando todavía está oscuro y temo que me salga el vampiro”. 

-¡No te preocupes!-le contestó el amigo. Ya hay un conjuro. Mira: Si te sale el vampiro, no tienes más que decirle: “¡Vampiro fronterizo,/ que por las noches volarás,/ a pesar de tus hechizos/ mis nalgas no las tendrás!” 

-¿Y con eso ya no te hace nada?-preguntó el otro con tono de escepticismo. 

-¡Sí, hombre! Tú no te preocupes. 

Se despidieron, y a la mañana siguiente, el primero se levanta, se va caminando allá, cerca del puente y de pronto: ¡Puafffff!¡Que se le aparece el vampiro fronterizo! 

De inmediato se acordó del conjuro y, seguro de sí mismo, empezó a decirle: “¡Vampiro fronterizo,/que por las noches volarás,/ a pesar de tus hechizos/ mis nalgas no las tendrás.” 

Y el vampiro le contestó: ¿Whattt? Y ¡sopas, perico!  

(Nota de la Redacción: Yo creo que el vampiro no hablaba español. En todo caso debió decir el conjuro en inglés: “Border vampire/ who will fly in the night,/ even with your spelling,/ my buttocks you don’t will have.” 

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “¿A qué sitio te dirigirás, donde incrementes tu cotización?” (¿A dónde vas, que más valgas?) 

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