AL VUELO/ Bodega

Por Pegaso 

¿Saben mis dos o tres lectores cuál es el mal más grande de México?  

¡Chan, chan, chan, chaaaaan! 

Por si están pensando en la corrupción, les diré que no. 

¿Tal vez el anacrónico y desgastado sistema de partidos políticos? Tampoco. 

¿Serán acaso los futbolistas maletas de la Selección que no dan una? Es posible, pero hay otra desgracia peor que arrastra a nuestra gran Nación y a todos nosotros al abismo de la mediocridad, entre todos los pueblos del orbe.  

Se llama SIMULACIÓN. 

¿De qué sirve que cada seis años venga un nuevo Gobierno que promete acabar con la corrupción, si nada más simulan hacerlo? 

Decía antier un compadre mío que el actual Pejidente ALMO es mejor que, por ejemplo, Felipillo Calderón, porque no está robando y porque combate la corrupción. 

Pero para mí que no solo se trata de eso. Hay que combatir un mal que tiene una raíz todavía más profunda. 

La simulación consiste en decir una cosa y hacer otra. Así de simple. 

Si yo digo que voy a combatir la corrupción, debe ser en todos los niveles y en todos sus significados. Porque hay muchas formas de corrupción. Corrupción no es solo clavarse la lana. 

Otras son la intolerancia, la terquedad y la soberbia. 

Si yo no acepto más que lo que yo pienso y digo, estoy incurriendo en un acto de corrupción; si fomento la división social, estoy incurriendo en corrupción; si digo que tengo un gobierno honesto, pero tengo a funcionarios deshonestos, es corrupción. 

Y como mi pecho no es bodega-como dijo Don Teofilito-, tengo derecho a decir lo que pienso. 

A ver. El sistema de partidos políticos.  

Desde mi muy reducida visión, sólo sirven para gastar dinero y encumbrar a familias o camarillas de poder. 

Para mí MORENA, el PAN, el PRI, el PRD y el resto de los partidos son solo rémoras que viven del presupuesto. 

Habría que hacerle como en países avanzados, Estados Unidos, por ejemplo, donde solo hay dos partidos y los candidatos tienen que chingarse para sacar recursos económicos que financien sus propias campañas. 

Si alguno de mis dos o tres lectores no acepta mi tesis de que la simulación, más que la corrupción, más que el sistema político o más que la chafa Selección Mexicana son el peor mal que aqueja a nuestro País, puede enviarme su antítesis escrita en cinco fojas útiles y vuelta, en sobre lacrado con firma autógrafa. 

Por lo pronto, quédense con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “En guías de semoviente nos constituimos y en el sendero rural nos trasladamos”. (Arrieros somos y en el camino andamos). 

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