AL VUELO/ Contras

Por Pegaso

¡Ya es oficial!

México se ha dividido en dos irreconciliables corrientes de opinión: O estás contra el Pejidente, o estás a su favor. O eres conservador o eres liberal. No hay medias tintas.

Volando por el caluroso cielo reynosense me puse a analizar esas aladas palabras, emitidas ni más ni menos que por nuestro Huey Tlatoani.

A efecto de que mis dos o tres lectores puedan definirse a sí mismos como conservadores o liberales, daré a conocer a continuación el significado de dichos términos:

-Conservadurismo: En política se denomina conservadurismo al conjunto de doctrinas, corrientes, opiniones y posiciones, generalmente de centroderecha y derecha que favorecen las tradiciones y que son adversas a los cambios políticos, sociales o económicos radicales, oponiéndose al progresismo. En lo social, los conservadores defienden valores familiares y religiosos. (Wikipedia dixit).

-Liberalismo: El liberalismo es una filosofía política y moral que defiende la libertad individual, la igualdad ante la ley y una reducción del poder del Estado. Representa una corriente muy heterogénea y hay muchas formas y tipos de liberalismo, pero en general defiende los derechos individuales (fundamentalmente la libertad de expresión y la libertad de prensa), el mercado libre, el secularismo, la igualdad de género y la igualdad racial, el capitalismo, la propiedad privada, la democracia, el Estado de derecho, la sociedad abierta y el internacionalismo. (Ídem fons).

Por consiguiente, son dos concepciones socio-políticas opuestas y excluyentes entre sí.

¿Qué cuál es la posición de Pegaso en torno a la flamígera diatriba del Pejidente?

De entrada, yo no me considero conservador. Tampoco liberal.

No tengo partido político, porque todos son míos. Se pagan con mis impuestos.

Tampoco tengo que fijar una postura a favor o en contra de alguien que trabaja para mí.

Absurdo sería que un empleado de maquiladora le diga al dueño de la factoría: “Entonces qué, patrón, ¿está conmigo, o contra mí?”

Todo funcionario público, desde el más humilde intendente hasta el Presidente de la República, pasando por diputados, senadores, directores de dependencias, secretarios de Estado, ministros de la Suprema Corte y consejeros del INE, son servidores públicos. Yo, usted, su vecino, la señora que vende elotes en la esquina, les pagamos su sueldo con nuestros impuestos.

Así que resulta risible que el Pejidente nos suelte de repente la tajante frase: “O están conmigo, o contra mí”, porque lleva consigo un ominoso mensaje que implica el uso del poder para aplastar a los que se le oponen. (Ab imo pectore).

En La República, Platón analiza cómo nace una democracia, cómo llega a convertirse en autocracia, luego en dictadura y finalmente, en tiranía.

Si alguien me dice que yo estoy contra ALMO, le diré que no es cierto. Yo lo que intento es hacerle ver en qué está fallando para que corrija el rumbo de sus acciones para beneficio, lustre y gloria de la República.

Pocas veces me refiero a sus aciertos porque su obligación es, precisamente, gobernar bien, pero si tiene hierros o fallas, es necesario hacerlas notar.

Si alguien en alguna de sus próximas giras le puede mostrar el contenido de esta columna, el pueblo entero se lo agradecerá, puesto que pretende ser una brújula que guíe los pasos de nuestra grande y valerosa Nación en tiempos tan obscuros como los que corren.

Por lo demás, a mí me divierte todo lo que diga el Peje del Ejecutivo Federal.

Si Chente Fox me daba buen material para elaborar esta chipocluda columna, Peña Nieto le dijo “¡quítate, que ahí te voy!”

Pero ahora el Pejidente ANLO (su nuevo acrónimo) los ha superado con creces y no hay día ni hora que no tenga una palabra o una frase ingeniosa que reviente las redes sociales y multiplique los memes.

Ya nadie se acuerda de las “lavadoras de dos patas” de Fox o la “señora de la casa” de Peña Nieto.

Lo de hoy, lo de hoy, es estar pendientes de las mañaneras para ver qué ocurrencia sale del ronco pecho de nuestro benemérito Tlatoani.

No. No soy ni conservador ni liberal.

A mí que me esculquen.

Va el refrán estilo Pegaso:  “¿Permaneces en acompañamiento de Cucumis melo, o emparejado con Citrullus lanatus?” (¿Estás con melón, o con sandía?)

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