AL VUELO/ Protectorado

Por Pegaso

¡Paren rotativas! ¡Ya tengo la solución a todos nuestros problemas!

México está jodido porque quiere. Gobiernos van y gobiernos vienen, pero ninguno de ellos vale para pura madre. Los que son corruptos se llevan toda la lana y los que se la dan de muy decentes, son ineptos.

En los casi doscientos años del México independiente no hemos podido ser la potencia mundial que debiéramos, ya que contamos con enormes litorales, playas hermosas, selvas vírgenes, grandes yacimientos de petróleo, mucho sol, viento para generar energía eólica, más de 3 mil kilómetros de frontera con el país más rico del mundo y una población de más de 125 millones de personas. ¡Y aún así seguimos en el Tercer Mundo!

¡Qué no dieran países como Suiza, Japón, Alemania o Francia por tener algo de las riquezas de que gozamos los mexicanos.

Hay un chiste muy viejo que dice así: Estaba Dios repartiendo las riquezas del mundo junto a San Pedro y le dice: A este país le voy a dar puro desierto, pero va a tener mucho petróleo. Se llamará Arabia.

-¡Qué bien!-le dice San Pedro. Debe haber siempre un equilibrio.

-Y a este otro le daré un territorio muy grande, grande, pero estará siempre muy frío. Lo llamaré Rusia.

-¡Qué bueno!-contesta San Pedro.

-Y así, fue repartiendo todos los beneficios a los países del mundo y solo quedaba el último.

-Y a este le daré selvas, montañas, playas, fronteras y grandes yacimientos de petróleo.

-Contesta San Piter: Oye, Dios, ¿y por qué a este le das todo y a los demás apenas un beneficio?

-¡Ahhh! Contesta la deidad: Es que le pondré a los mexicanos.

-¡Plop!-San Pedro sale disparado para atrás, como Condorito.

Ya no los haré esperar más. La expectativa termina. Es que México, hasta ahora ha tenido gobiernos corruptos que lo único que hacen es generar nuevos ricos cada sexenio y… (Nota de la Redacción: El columnista se extiende por cinco cuartillas más para explicar por qué los mexicanos tenemos los gobiernos que tenemos. Perdón por la redundancia, pero no encontré otra palabra que…) Uno de los tres lectores, desesperado, exclama: (¡Bueno, ya!¿Van a decir cuál es la solución para que México salga de todos sus problemas?)

Bueno. No hay más que el Peje le solicite a Pepe Biden que invoque ante el Congreso la Ley Jones y convierta a México en un Protectorado, igual que Puerto Rico.

Yo me quedo pensando. En 1917, Puerto Rico pasó a formar parte del territorio norteamericano, luego de pasar por una etapa de extrema pobreza, pero en la actualidad, es un país próspero, con un estilo de vida mucho mejor que sus vecinos Cuba, Jamaica y Haití.

Recordemos que Cuba era una especie de paraíso turístico antes de llegar El Ché Guevara y Fidel Castro con su pinche revolución.

Había casinos, grandes centros de espectáculo, circulaba el dinero y había libertad.

Ahora parece un país devastado por la guerra, después de tantas décadas de abandono.

¿A quién queremos parecernos, a Cuba o a Puerto Rico?

He ahí la pregunta.

Si el Pejidente olvida sus sueños guajiros de convertir a México en un país socialista como Cuba y nos hacemos gringos, hay muchas ventajas: La primera de ellas es que podríamos cruzar los puentes internacionales sin visa láser ni otro documento, solo diciéndole a los chotas: “¡American citizen!”

Hay muchos mexican curios que dicen: “¡Chingao! ¿Por qué Antonio López de Santa Ana no vendió también a Tamaulipas a los gringos? Ahorita tuviéramos carro del año, buena casa, buena chamba y un chingo de estampillas para comprar comida.

Pero es una idea. Hay quienes siguen quimeras de cuartas transformaciones y toda esa cosa, para seguir igual que antes, o tal vez peor.

Puede que alguien argumente el tema de la soberanía nacional, pero la verdad es que México hace hasta en un 60% todo lo que le dictan de los Estados Unidos y solo nos dejan un modesto 40% para creer que somos una nación soberana y orgullosa.

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Individuo que se aproxima a planta de tronco leñoso, grueso y elevado, excelente parte a la que no llega la luz del sol lo guarece”.  (Al que buen árbol se arrima, buena sombra le cobija).

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